Fue escrita por Janete Clair y dirigida por Daniel Filho, Reynaldo Boury y Walter Avancini, con la supervisión de Daniel Filho.
Contó con las actuaciones de Regina Duarte, Francisco Cuoco, Glória Pires, Carlos Eduardo Dolabella, Gilberto Martinho, Mário Lago, Ana Ariel, Edney Giovenazzi, Heloísa Helena, Dorinha Duval, Álvaro Aguiar, Arlete Salles, Carlos Vereza y Dina Sfat en los papeles principales.
Cristiano Vilhena lleva una vida simple y tranquila, sin grandes perspectivas en Campos, una ciudad del interior del Estado de Rio de Janeiro, y está obligado a tocar el bombo en la plaza de la ciudad durante los sermones del padre Sebastián, un pastor evangélico pobre. Su familia sobrevive con el poco dinero que ganan vendiendo medallas y flores artificiales durante los sermones, lo que convierte a Cristiano en motivo de burla de los demás muchachos. Cristiano termina peleando con uno de ellos, Gastón Neves, quien saca una pistola y, durante la lucha, termina siendo víctima de su propia arma. El único testigo del incidente es la joven artista plástica Simone Marques.
Sabiendo que Cristiano es inocente, Simone encubre al muchacho, albergándolo en su casa, quien receloso y con miedo de ser acusado de la muerte del joven, deja la ciudad para vivir en Rio de Janeiro, en el tiempo en que pertenecía al Estado de Guanabara y Simone lo acompaña, vislumbrando un futuro mejor para su carrera artística.
Cristiano y Simone se enamoran y se casan y van a vivir en la Pensión Palacio de propiedad de la alegre Funny una ex-vedete.
Los dos hermanos recibieron un astillero Celmu como herencia de su padre, y Sebastián decidió convertirse en un predicador evangélico, donando su parte a obras de caridad, mientras Arístides prosperó como propietario del astillero, a pesar de que trató de ayudar a su hermano, su ayuda siempre fue rechazada.
Gracias a un plan de Miro, Cristiano consigue conocer a su tío. Los dos simulan un asalto a la salida de una fiesta en el cual un collar de Laura, la mujer de Arístides, es robado. Fingiendo enfrentar a los asaltantes Cristiano y Miro recuperan la joya y la devuelven, ganándose la simpatía del empresario. Al descubrir que Cristiano es el hijo de su hermano, lo contrata para trabajar en el astillero. Cristiano comienza a destacarse en el trabajo y a frecuentar la casa de Arístides, estrechando los lazos con su tío, su primo Caio y su novia Fernanda.
Fernanda se interesa en Cristiano y los dos se involucran, ya que Cristiano esconde de todos que está casado. Sabiendo que el compromiso de Fernanda y Caio va mal y está a punto de llegar a su fin, Arístides da su aprobación a la posibilidad del matrimonio de la chica con su sobrino, pues Fernanda tiene el 46% de las acciones del astillero, y su marido pasaría a ser el mayor accionista de la empresa.
Cada vez mas confundido y seducido por el poder, Cristiano llega a poner su felicidad en riesgo al romper su casamiento con Simone, sin
saber que ella está embarazada. Desilusionada, Simone abandona la pensión yendo a vivir a la casa que usa como estudio en Petropolis. Miro ve en Simone, el principal obstáculo para la ascensión de Cristiano y por iniciativa propia, le sugiere a Cristiano que debe eliminarla. Cristiano se rebela ante la propuesta, y tienen una pelea. Mientras Cristiano sale decidido a pedir disculpas a Simone y está dispuesto a renunciar a su trabajo en el astillero, Miro envía al estudio de ella, una carta dirigida a un amigo en la que afirma que Cristiano tiene la intención de matar a su propia esposa.
Después de estar decidida, a hablar personalmente con Cristiano, Simone lee la carta y se convence de que Cristiano está planeando su muerte, desesperada, huye junto con la empleada de su casa- Magdalena, quien entra en el coche, preocupada por el estado de Simone. En ese momento, Miro viene en un taxi, convencido de que Cristiano está huyendo de él con Simone, por lo que comienza una persecución. Durante la fuga, se da vuelta el coche de Simone en la carretera, incendiándose y explotando. Magdalena muere y Simone se escapa con vida, pero pierde al niño. Simone deja que todo el mundo crea que está muerta y se va fuera del país.
Cristiano sintiéndose responsable por la muerte de su mujer, abandona a Fernanda en el altar. Humillada y vengativa, perseguirá obsesivamente a Cristiano, buscando venganza. Arístides muere y deja la mayor parte de sus acciones a su sobrino, quien se convierte en presidente del astillero, mientras Fernanda reinicia su noviazgo con Caio, a quien había abandonado para casarse con Cristiano. La primera empresa que se le encomienda a Cristiano es la entrega de un navío y durante
todo el proceso, ella intenta boicotear el proyecto de todas las formas posibles, recurriendo inclusive a la ayuda de Miro para robar el astillero.
Después de ganarse el desprecio de Cristiano, por su participación en la muerte de Simone y de ser investigado por su relación con los robos en el astillero, Miro decide refugiarse por un tiempo en Teresopolis, en la casa de María Amelia, abuela de Fernanda. Al principio se aprovecha de su imagen de marginal para intimidarla, sin embargo termina encariñándose con la señora, quien con su dulzura, compensa la enorme necesidad de cariño de la que carece desde la infancia debido al desprecio de sus padres.
Cuando Miro con la convivencia con Maria Amelia parece estarse humanizando, la policía al saber de su paradero aparece para aprehenderlo. Avisado a tiempo por Fernanda, huye en su auto, pero la gasolina se acaba en el medio de la carretera y el comienza a caminar entre los autos y perturbado por los recuerdos de sus padres, termina siendo atropellado por un camión y muere.
Cristiano intenta varias veces probar su inocencia a Simone, pero ella lo rechaza, diciendo que ella vive exclusivamente para su arte, aunque ella todavía lo ama no está convencida de que el no planifico su muerte. Fernanda, quien se acercó a Simone, mientras todavía se pensaba que era Rosana Reis, contribuye a esta actitud, estimulando a la escultora a despreciar a su ex marido. Al padre de Simone, Francisco, no le gusta tampoco Cristiano.
Cuando Cristiano y Simone finalmente se entienden y reafirman su amor del uno por el otro, los padres del joven que murió durante la pelea con él, reaparecen y dan la guerra contra el empresario, quien es tomado preso y llevado a la corte para ser juzgado.
Instruidos por el abogado defensor y por Caio, Simone y Cristiano fingen seguir separados y odiándose. Así en el día del juicio, la declaración de Simone tendría más validez para probar la inocencia de su marido. Francisco, padre de Simone, desconforme con la posibilidad de que Cristiano y su hija se reconcilien, revela a Fernanda el plan.
Fernanda cada vez mas obcecada con vengarse de Cristiano y mostrando signos claros de su desequilibrio mental, secuestra a Simone y la tiene prisionera en un caserón abandonado que pertenece a su abuelo, cuyo paradero todos desconocen. Imitando la voz de Simone llama al abogado y le dice que desistió de testificar a favor de Cristiano en el juicio.
Cristiano se desespera, pero a pesar de la ausencia de Simone los testimonios a su favor son lo bastante buenos como para que el abogado consiga su libertad vigilada y aguarde el pronunciamiento del juez en libertad. Profundamente decepcionado cree que su mujer lo abandono y empieza a entrar en estado de franca decadencia, perdiendo la dirección en los negocios y acumulando deudas. La fecha límite para la entrega del navío de Fernanda se agota, y no puede terminar la obra, por lo que Caio asume la presidencia de la compañía.
Simone continua prisionera de Fernanda durante dos meses, hasta que su paradero es descubierto por Caio, quien va a buscarla y encuentra a Fernanda completamente loca , vestida de novia y pronunciando frases inconexas en el jardín de la casa. Simone es encontrada amordazada y amarrada en una cama, muy pálida y casi sin fuerzas, teniendo que ser llevada en silla de ruedas hasta el tribunal a tiempo para dar su testimonio a favor de la inocencia de CristianoA su declaración se une en el último momento, la voz del empresario, Neves, padre del joven muerto, quien confirma que el arma homicida pertenecía a su hijo, y Cristiano es declarado inocente. Después del secuestro de Simone, Fernanda termina en un hospital psiquiátrico, y para premiar los inconvenientes causados por Fernanda, Caio da a Cristiano uno de los navíos del astillero para que recomiencen su vida.
En la escena final de la novela, Cristiano y Simone se abrazan y se besan en la cubierta del barco.
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